viernes, 12 de febrero de 2016

Los pasos y los pies de don Damián Iguacen


Empecé a tomar conciencia de la grandeza de don Damián Iguacen a través de los sacerdotes de Tenerife con los que coincidí en Roma, en mi etapa de estudiante. Se iluminaban y se iluminan sus caras al hablar de él. ¡Cuánta gratitud dibujan en sus rostros y silabean con sus palabras!

Pero la historia de este pastor comenzó mucho antes, hace 100 años, y mucho más cerca, en Fuencalderas. Al preguntar al sacerdote oscense Luis García por el paso de don Damián en la Diócesis de Huesca, reflexiona: “Bueno, por aquí no pasó. En esta diócesis nació, en su seminario se formó, y en esta diócesis comenzaron sus primeras andanzas sacerdotales: al pie de la Sierra de Guara, por Ibieca y pueblos cercanos; en el Alto Pirineo, por el Valle de Torla; por Zaragoza, en el Barrio de Cuber, por la Iglesia de San Lino, filial de Santa Engracia; y en Huesca Ciudad en la Basílica de San Lorenzo. Administrador Apostólico… Por aquí no pasó. Su presencia, sus escritos, su palabra le hicieron en Huesca preludio pastoral del Concilio Vaticano II.  Potenció la renovación litúrgica, la pastoral catequética, la Pastoral Familiar promoviendo los Cursillos de Preparación al Matrimonio, y alentó la participación de los seglares en la Iglesia: Movimientos de Acción Católica, Pastoral Sanitaria, Legión de María, “Operación Tobías”, Ejercicios Espirituales…  Por aquí no pasó. ¡Gracias!”